En un mundo que cambia a una híper-velocidad sin precedentes, las organizaciones han de asumir la necesidad de mirar hacia su entorno, que sin duda es el mundial; y también hacia dentro, internamente para realizar de manera periódica auditorías analíticas que contribuyan a su fabricación de decisiones.
En relación al entorno mundial, las empresas han de entender que los riesgos de ayer no son iguales a los de hoy y por supuesto no se parecen en nada a los riesgos de mañana. Por ejemplo, en enero 2020, siguiendo la encuesta de percepción del riesgo global del Foro Económico Mundial, los riesgos percibidos eran enfrentamientos económicos entre países; la crisis climática; la polarización política interna; las olas de calor extremo; la destrucción de ecosistemas naturales y los ciberataques. Sin embargo, dos años después y con la pandemia remitiendo, el mismo estudio reflejaba como riesgos los enfrentamientos bélicos en torno a grandes potencias; el fracaso de la acción climática; el clima extremo y pérdida de biodiversidad; la erosión de la cohesión social; la crisis de medios de vida y las enfermedades infecciosas.
El gran interrogante tras esta evolución de la percepción de riesgos es qué puede ocurrir después, para lo que la única respuesta es, la incertidumbre ha venido para quedarse.
Con esta realidad externa, las organizaciones tienen que apostar por estar preparadas internamente para enfrentarse a ella y donde habrá que chequear una serie de elementos: ¿Cuáles son las condiciones y la situación actual del área?; ¿Qué criterios y qué metodologías se utilizan para fabricar decisiones?; ¿Qué causas son las más habituales que provocan una fabricación compleja? y ¿Cuáles consecuencias son las de mayor impacto para el área?
Y, por supuesto, tras definir cómo se fabrica una decisión resulta clave entender cómo se ejecuta, para lo que es esencial preguntarse sobre: si se pone el foco en las cuestiones correctas, si hay proactividad o reactividad en el proceso, si se tiene el talento adecuado, si se incentiva la apertura y la colaboración y si se contemplan los riesgos.
Con el mix de este proceso, seguimiento externo y control interno, las organizaciones han de buscar llegar a su propio método para fabricar decisiones. Y es posible hacerlo, de hecho, los grandes empresarios tienen cada uno su fórmula, ajustada a sus realidades y necesidades. Así, Ray Dalio, apuesta por la transparencia radical; Warren Buffet defiende la autoevaluación continua y Jack Welch entendía que la clave estaba en la capacidad de reto.
Para que una organización fabrique sus decisiones hoy en día, ha de contemplar en su método cinco elementos clave: la creación de seguridad psicológica para el talento; la navegación en la complejidad y en la gestión del cambio; la creación de propósito; la construcción de la autonomía y la resiliencia para el futuro y, por último, el desarrollo de una confianza sin fisuras.
Algunos modelos de toolkit que colaboran en la toma de decisiones incluyen diferentes herramientas:
Herramientas informativas, convirtiéndonos en un observatorio vigilante tanto del entorno externo como interno dentro de la empresa, es importante que la información con la que contemos cuente con el rigor cualitativo para que la decisión a tomar sea confiable. Herramienta interpretativa, debemos preguntarnos si la decisión estratégica que estamos tomando va a afectar a los grupos de interés, pero también si tiene un sesgo cortoplacista o largo placista.
Las herramientas capacitadoras deben ser un equilibrio, un punto medio, se debe asegurar que tiene un impacto en los KPI.
La herramienta validativa debemos someter a un test de estrés las decisiones que se vayan a tomar, entendiendo desde qué órgano se toma la decisión, también cuantificando los escenarios respecto a: costes, éxitos y riesgos además de analizar el impacto de la decisión utilizando capacidades críticas para saber girar a tiempo en caso necesario.
Y, por último, la herramienta comparativa, donde debemos comparar el efecto que tienen las posibles diferentes decisiones, el impacto y la posibilidad de éxito. Hoy en día la ventaja competitiva radica en el que llega antes.
Si se logra hacer check en estos puntos, la empresa habrá logrado crear un clima para fabricar decisiones acertadas, a pesar del nuevo entorno, cambiante e incierto.